¿Por qué tienen que ser 4 millones de espermatozoides los que luchan por fertilizar un solo huevo? Porque al resto le da vergüenza preguntar… para nosotros los hombres pedir ayuda es asumir una derrota. Es admitir que no nos la podemos. Siempre nuestra vida ha sido una constante competencia. Ante un problema, preferimos la evasión o buscar consuelo en alcohol o drogas en lugar de conversar los problemas, como las mujeres, que sí lo hacen y piden ayuda cuando sienten que lo necesitan. Al hacer esto, se protegen del stress y se mantienen al día sobre cualquier cuestión importante.
Es probable que este fenómeno sea heredado de nuestros antepasados. Las mujeres confiaban en otras para pedir protección, en cambio los hombres estaban preparados para cazar y reaccionar ante el peligro. Por supuesto, también podemos buscar una explicación biológica al asunto. En situaciones de stress, el organismo de las mujeres aumenta sus niveles de oxitocina, una hormona que entre otras funciones, permite facilita la circulación del esperma y la contracción de los músculos en los canales reproductores de ambos sexos, además de un bloqueo del stress post orgasmo, lo que genera que se tranquilicen e ineractúen con otras personas. La testosterona, esa que abunda en nosotros, actúa de modo contrario a la oxitocina, lo que explicaría porqué los hombres reaccionamos de forma tan diferente ante el peligro.
Pero más allá de la biología y la evolución, existe un obstáculo sociológico más fuerte: el orgullo. El ser fuertes, autosuficientes y aparentar no ser vulnerables, son conductas que la sociedad en algún momento determinó la sociedad para elevar la masculinidad de los hombres. Por lo mismo, nos generamos altas expectativas sobre nosotros mismos, haciendo más difícil admitir los problemas. La vulnerabilidad la vemos como una invitación a los demás para que irrumpan nuestro cerrado territorio.
Expresarnos a través del lenguaje no es nuestra fortaleza más visible. Según estudios, durante un período de stress el área del cerebro de una mujer que se asocia con el lenguaje se activa, mientras que en el cerebro del hombre se activa el área asociada con la lógica y la ubicación espacial. P.ej., cuando nos pasan un instructivo o mapa, reaccionamos con habilidad natural y visualizamos o construimos de manera inmediata en nuestra mente la imagen de lo que se nos está explicando. Hombres y mujeres tenemos habilidades claramente distintas; es por eso que el complemento hace que las ideas se concreten y los problemas se solucionen.
Es probable que este fenómeno sea heredado de nuestros antepasados. Las mujeres confiaban en otras para pedir protección, en cambio los hombres estaban preparados para cazar y reaccionar ante el peligro. Por supuesto, también podemos buscar una explicación biológica al asunto. En situaciones de stress, el organismo de las mujeres aumenta sus niveles de oxitocina, una hormona que entre otras funciones, permite facilita la circulación del esperma y la contracción de los músculos en los canales reproductores de ambos sexos, además de un bloqueo del stress post orgasmo, lo que genera que se tranquilicen e ineractúen con otras personas. La testosterona, esa que abunda en nosotros, actúa de modo contrario a la oxitocina, lo que explicaría porqué los hombres reaccionamos de forma tan diferente ante el peligro.
Pero más allá de la biología y la evolución, existe un obstáculo sociológico más fuerte: el orgullo. El ser fuertes, autosuficientes y aparentar no ser vulnerables, son conductas que la sociedad en algún momento determinó la sociedad para elevar la masculinidad de los hombres. Por lo mismo, nos generamos altas expectativas sobre nosotros mismos, haciendo más difícil admitir los problemas. La vulnerabilidad la vemos como una invitación a los demás para que irrumpan nuestro cerrado territorio.
Expresarnos a través del lenguaje no es nuestra fortaleza más visible. Según estudios, durante un período de stress el área del cerebro de una mujer que se asocia con el lenguaje se activa, mientras que en el cerebro del hombre se activa el área asociada con la lógica y la ubicación espacial. P.ej., cuando nos pasan un instructivo o mapa, reaccionamos con habilidad natural y visualizamos o construimos de manera inmediata en nuestra mente la imagen de lo que se nos está explicando. Hombres y mujeres tenemos habilidades claramente distintas; es por eso que el complemento hace que las ideas se concreten y los problemas se solucionen.