30 julio 2006

metroflexibles, multisexuales, pansexuales y otros...

Recuerdas que, cuando pequeño cuando decías “sexo” y era como algo prohibido, tabú... que tus padres en su mayoría no te hacían educación sexual, que todo lo aprendiste de tus en ese tiempo pocos amigos precoces, que, ya habían “debutado”, o estaban embarazadas. Tiempos en que las conversaciones entre hombres y las entre mujeres eran fundamentales para conocer, compararse, y un sinfín de cosas. Bueno, hoy, con tanto estímulo visual sexual explicitado en la TV, diarios y revistas, resulta imposible no pensar en mutaciones de lo que conocemos de sexualidad. Pero, ¡cómo han cambiado las cosas! Si ahora a los 10 años ya los niños saben todo, y en un poquito más, ya han llevado sus conocimientos a la cama.

No hago distinciones entre los sexos” declaraba una joven multisexual metroflexible a una publicación, “me gusta besar a personas hermosas, eso es todo, y me da lo mismo si son hombres o mujeres”. Ningún metroflexible quiere ser llamado gay o lesbiana, ya que sería poner límite a su apetito. Hablamos de pansexualidad como como la capacidad de amar romanticamente sin importar el género. Algunos pansexuales afirman que el genero y sexo no les significan nada. Puede ser que la historia haya motivado estas nuevas conductas, por citar algunos ejemplos, en muchos países tienen establecido que el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer; pensemos además que la exploración sexual es una práctica recurrente entre los jóvenes, y que las leyes, dogmas y la fe no han hecho más que oprimirla, o en su defecto ocultarla.

Hoy en día la sexualidad es tan fluída entre los adolescentes, teenegers. Hace algún tiempo irrumpió la homosexualidad de lleno, con todo esto de la “salida del closet”. Ahora hace poco, conocíamos los “metrosexuales” (metro por metropolitan) como un hombre heterosexual que vive para prestarle atención al cuidado del vestuario, su cabello, su cuerpo y su piel. Como la imagen del metrosexual resultaba sospechosa, surgieron después los übersexuales, definición publicitaria que hace referencia a marcan un regreso a las características positivas del hombre verdadero de antaño (fuerte, decidido, atractivo). Se usa el prefijo “über” porque significa “lo mejor, el más grande”. Un ejemplo clásico de übersexual es Bill Clinton. Hoy en día existen los pansexuales, multisexuales, metroflexibles y bi-queers, entre otros, nombres que definen las nuevas conductas de los jóvenes que tienen sexo indistintamente con hombres y mujeres. De todos los nombres de estas nuevas prácticas sexuales, ninguno es más apropiado como el de la “metroflexibilidad”.

Un multisexual es un tipo común y corriente, es aquel que tiene una familia, que se levanta temprano para ir a dejar a sus hijos y después a su trabajo; durante el trabajo o en sus ratos de ocio concerta citas por mensajería, chat o e-mail: estos encuentros “casuales” le permiten desarrollar todo lo que no puede hacer con su pareja sexual, puede dar rienda suelta a sus impulsos de amante / homosexual / bisexual / etc. Por lo general vive lejos de su trabajo, lo que le da un tiempo amplio de ausentismo en su casa. Ser multisexual le permite probar los distintos lados de la sexualidad, llevar una doble vida...

Estamos claros que la sexualidad es una parte importante de nuestra vida. La adolescencia es una etapa dificil, es una etapa donde buscamos nuestra identidad. La transición hacia la sexualidad adulta, además de los cambios fisiológicos propios de la edad, pero el cambio más importante es la identidad sexual. Importante resulta en este proceso los estímulos que influyen realmente en el criterio que se forma en los chicos. Está claro que los tiempos han cambiado y han surgido nuevas expresiones de sexualidad, pero no olvidemos que siguen existiendo riesgos inherentes a la sexualidad y que son de antaño, como lo son la homosexualidad, el embarazo no desado y las enfermedades de transmisión sexual.


20 julio 2006

Jotes...

Jotes, esos especímenes que algunos en algún tiempo fuimos, otro tanto los odia, y algunas no pueden vivir sin ellos. Alguien por ahí en un blog los definió como “una raza de cuervos que existen sólo en Chile”. Entonces, podríamos acotar que los jotes serían aquellos machos que merodean a las mujeres, molestando, hablando, llamando por teléfono, mandando mails, chateando, acosando, es decir, esperando y esperando a que la presa caiga en sus brazos. Sólo ocomo dato estadístico puedo decir que los jotes corresponden a un ave carroñera, su nombre científico es Cathartes aura y abunda en la costa y valles bajos y medios del norte del país.

Existen varias definiciones chilensis para “jote”; la más conocida y aceptada es la del “amigo que anda rondando a las minas aunque no te pesquen”. Otra acepción relacionada es “persona que llega a aburrir con cosas cursis e inútiles”. Definiciones que no tienen mucha relación son: que se le llama jote a la "bebida en base a vino y una bebida cola"; otras son:“weón que no cacha una”, “ladrón”, entre varias.

El jote es casi una institución, es una tradición que viene de tiempos de la caverna, de cuando el arte de seducir a una mujer consistía en un seco golpe, en un garrotazo. Y es que el golpe va más allá de la caricatura, pues todo jote desea golpear a la chica pretendida, en cierta forma, esa es la gracia del galanteo pasional. El golpe entendido como el impacto hormonal, precedido del visual. El jote, entonces, es un sujeto carente de mujer que, a través de insinuaciones de connotación sexual, procede a encantar a féminas desprotegidas, y así llevar a cabo relaciones pasajeras, hedonistas, sin temor de enamorarse, y por ende, sin compromiso. Si bien, a pesar que el “ejercicio” de jotear se practica masivamente entre los hombres, no se descarta que en los nuevos tiempos el sexo opuesto se comporte igual de osado.

Ejemplos clásicos de jotes:

El jefe que demuestra demasiado interés. Típico en trabajos de oficina. Preocúpate de esta situación si ella está más preocupada por agradarle que por hacer bien su trabajo, pero ojo, no entres nunca en el terreno de los reproches, la agobiarás.

El ex. Este personaje de antaño de subdivide en dos: 1) El ex con quién aún comparte amistad. La situación se orna preocupante cuando hablan a menudo y en secreto. El contacto regular puede avivar un fuego, y 2) El ex por quién todavía suspira. Típico que te comparan con él, ya sea sutil o abiertamente. Si fue él quien rompió, es posible que ella aún albergue esperanzas. Hazle saber que tú eres tú y el otro ya es pasado.

El pretendiente insistente. Este es el típico jote y el más difícil de espantar. Es el tipo enamorado forever esperando su oportunidad y siempre está ahí al aguaite esperando ve libre a su presa. Preocúpate cuando ella se desentienda. Si asegura que no se ha percatado, miente.

El viejo verde. Hueso duro de roer. Es el viejo canchero típico, que alude años vividos, experiencia, carreteado ya, y con el plus casi siempre de la plata. Esto viene de antaño, cuando era común la unión de un cincuentón y una niña de 15. A veces este sujeto tiende a ser peligroso ya que puede tender a desembocar en intimidación física. Se inspira en sus años mozos, y a pesar de su edad, y avalado en los estudios que indican que la esperanza de vida de los hombres ha aumentado considerablemente, hace renacer su juventud, se viste como lolo y demases.

Otros jotes: El manilarga: Es aquel jote que siempre anda abrazando a las minas, sobajeando, tomando las manos, canta en la oreja, con herramienta clave para su ataque el baile. Llega a ser cargoso a veces; El Hi-Tech: Aquel que se vale de la tecnología, preferentemente del MSN agregando cuando mail de mina se le cruce, aduciendo después “tú te agregaste sola”. También recurre a otras herramientas como folologs, flickr, MSNspaces entre otros. El curao: Se arma de valor con alcohol para hacer y jotear todo lo que pueda, cosa que no haría sin alcohol. El Mentiroso: Aquel que, para sorprender, dice que tiene una casa en el nieve / playa, que es primo / amigo de un famoso, etc.

Poderíamos decir, entonces, que el efecto jote está fuertemente hundido en todo lo que tiene que ver con la sobre-valoración del cuerpo femenino, en la espectacularización de la sociedad y en los rituales ancestrales de sublimación de deseo.
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¿Tú eres jote? ¿o sientes el acoso de jotes?

15 julio 2006

Me he mimetizado en un santiaguino creo...

Hoy quiero hablarles de mí. Bueno, han pasado casi tres años desde que arribé a Santiago de Chile, primero a hacer mi práctica profesional, luego, a quedarme a trabajar hasta la fecha. El cambio lo he asimilado de a poco, hasta creo que me he "mimetizado" en un santiaguino más, con sus costumbres y modos…

El primer año lo viví en una pensión en un apacible barrio de Providencia, cerca de Vicuña Mackenna e Irarrázabal. Era una casona con parronales, muchas piezas con techo altísimo y piso de madera cuidadosamente pulida. Me recuerdo que la Sra. decía: "voy a ver la comedia"…y yo me decía "¿qué es la comedia, si a esta hora dan la novela?"…tiempo después reconocí que "comedia" y "novela" = teleserie.

Con el paso de los días, meses, comencé a hacer amigos, empresa que me costó lograr más que en Antofagasta…pero de a poco he hecho varias amistades…y de ahí saqué, o se me pegó el "eris"…cuando voy de vacaciones al norte, mis amigotes de allá ( <---- ) no cachan que significa "eris"…y ahí les digo que es el "eres" o el "soy" de allá (p.ej. "tu soy")

Estuve dos meses sin trabajo. En ese tiempo, busqué hacer un diplomado, y en el tiempo que me quedaba, iba al centro, al mall, no sé, donde fuera para matar el aburrimiento. Allí aprendí que la billetera debía llevarla en el bolsillo delantero del pantalón, que debía sacarme la cadena del cuello, y que cuando viniera mi mamá su cartera debía llevarla fuertemente tomada y a su vez colgada del hombro. Conocí la experiencia de ser una vil sardina al abordar el Metro a las 7:30 de la mañana, y allí fue donde me robaron los documentos.

El 2005 me cambié a vivir solo en un departamento. La experiencia de vivir solo ya la había vivido cuando era estudiante, por lo cual no me fue difícil el cambio. Unas movidas por aquí por allá y ya tenía una cama 2 plazas, una lavadora y una mesa con 4 sillas (a lo que yo le llamo descaradamente "comedor"). Me cambié al mismo Providencia, pero mucho más cerca del trabajo. En ese primer departamento, primer piso del edificio, fue cuando conocí la triste experiencia de la delincuencia, ya que fui objeto de un robo, en el cual me robaron un TV de LCD, 3 perfumes, 3 pares de zapatillas, entre otros. Gracias a Dios y a la oportuna acción de Carabineros pude recuperar todo, si hasta me fui a juicio con uno de los ladrones (el otro era menor de edad), pero al final los dos están libres.

A fines de 2006 me saqué un empacho que tenía desde hace mucho: tener un auto. Después de hacer el curso por las calles de la capital, pude tener mi vehículo. Más allá de unos raspillones producto de mi inexperticia inicial, estoy contento con él. No me gasta mucho (es petrolero), aunque si tuve que desembolsar más lucas por él. Una vez nomás me hizo la desconocida porque se puso a deparrar de un lado al otro al pisar una poza de agua, pero aparte de eso es un autito confiable. Podría decir que me he convertido en un típico conductor santiaguino ---> (aunque a veces me pierda, ya que el GPS que tengo (un librito de mapas) es un poco lento); si está en verde el semáforo y el de adelante no avanza, después de un par de segundos le toco la bocina; el otro día un peatón me levantó el dedo porque pasé con amarilla y el estaba cruzando; si bien no le increpé, le hice saber con un gesto que su semáforo estaba en rojo aún, a lo que me mandó a la mierda. Cosas del tránsito.

¿Qué puedo decir de Santiago? Es una ciudad acelerada…un día un primo me preguntaba a cuanto andaba en Santiago, le dije a 80, ó 100…y me dijo "¿bueno y el límite en ciudad no es 60?" yo le dije: "no puedes andar más lento" …además, es una ciudad moderna, con bastante tecnología, pero aún se puede explotar más. Bien dicen que aquí se concentra todo: el poder, la población, etc……Si bien extraño mi norte, creo que me he adaptado a vivir en esta "jungle" si se le puede decir a la capital…
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¿y a ti que te marca de Santiago, o de la ciudad donde vives?

05 julio 2006

Esas desagradables personas del trabajo...

Siempre en la pega hay gente que no te gustaría topártelas, o que te las encuentras y te dan la lata, o que andan a la siga de uno, cual sapo de micro. Cómo manejar a tipos(as) desagradables, he aquí algunos tips:

Su hábitat natural: Se encuentra junto a la botella de agua desmineralizada, en el baño o en la puerta de tu oficina. También te lo puedes topas en el estacionamiento, e incluso puede “seguirte” hasta allá. Siempre anda al acecho en la periferia y salta desde los puntos ciegos de las esquinas y cae sobre su presa: “mastica” su precioso tiempo de trabajo y transforma la productividad que se puede alcanzar en este lapso en un pretexto para conversar cualquier tontería.

Características: Se le ve casi siempre empuñando una taza de café, té o lo que sea como si fuera su combustible inagotable. Surfea entre los cubículos o puestos de trabajo en busca de alguna conversación fértil en la que pueda colarse, aunque no sepa nada. Sus temas de conversación son por lo general sus últimas vacaciones en chuchunco city, su trayecto de la casa al trabajo y sus colecciones de música, entre otros.

Cúando ataca: Si lo divisas por ahí, no aminores el paso, o no pierdas contacto visual con la pantalla del computador. En el segundo que dejas de hacer lo que te mantiene ocupado, es cuando este personaje aprovecha para comprometerte. Muestra signos visuales para que demuestres o aparentes que estás por irte: saca las llaves de tu auto, o levanta la taza de café...es mucho más sencillo y civilizado mostrar a la persona que andas apurado que insultarlo.

Plan de Escape: Habla para poder huir y será más probable que tengas oportunidad de escapar si evitas el contacto visual, es decir, durante la conversación evita mirar a los ojos: tu falta de interés debilitará a su cerebro, dándote la oportunidad de marcharte.

Plan B: Si no te has podido escabullir aún, cuando haya un breve silencio en la conversación aprovecha para decir: “disculpa, tengo que hacer una llamada” (aunque no tengas un peso en el celular) y jamás digas “hablemos en otra oportunidad”, porque el personaje lo tomará como un compromiso y una cita. Si todo lo demás falla arregla con alguien –por anticipado- una llamada de rescate. Pídele de un compañero de trabajo que te marque cuando te vea cercado por el sujeto en cuestión.

¿Has visto estos personajillos en tu trabajo, lugar de estudios o círculo de amigos? ¿Qué finta haces para evitarlos?