01 abril 2008

Enfrentar la muerte (ajena o propia)

Hace algunas semanas, me tocó hablar (o más bien oír) a una paciente que estábamos atendiendo. Con una frialdad asombrosa, decía: "los médicos ya me desahuciaron". Además, proseguía su relato con "en la educación de mi hijo no me voy a meter. Si mi mamá quiere que vaya a tal o cual colegio, o que se porte de tal manera en casa, no voy a reparar". Asumir la muerte ajena, de un familiar, cercano, es dificil. Me imagino que asumir la propia muerte lo es más aún. Pensar en la muerte es complejo, y es algo que efectivamente ocurridrá, un compromiso ineludible. El miedo a la muerte proviene del miedo a lo desconocido, a lo que ocurrirá después de; bueno, creo que eso dependerá de las creencias de cada persona, de si cree en la reencarnación, el paso hacia otra forma de vida, en la vida eterna, en ese jirón que denominamos alma, espíritu...

La muerte está marcada generalmente por cambios biológicos importantes, a veces (desgraciadamente) más temprano que tarde. También, la muerte es socialmente rechazada, ya que atenta con el mundo material. Nos vemos culturalmente motivados a dedicarle menos tiempo a la muerte, por que el morir perjudica la productividad, la tristeza debe resolverse lo antes posible, dado que el mundo "real" requiere de los cuerpos y las mentes limpias de los que trabajan para su crecimiento. La función debe continuar en el circo de la vida.


Cuando sabemos que la muerte toca nuestra puerta, se describen 5 etapas; que serían la negación, que actúa como normal mecanismo de defensa, como una amortiguación del efecto. La negación nos permite una tregua entre la psiquis y la realidad. Después vendría la ira, donde la persona acepta por fin la realidad y se rebela contra ella. Invaden sensaciones de injusticia, de baja autoestima, de rebelaciones contra Dios, contra médicos, contra familia. Luego de esto viene una especie de pacto o negociación, en la cual ya se asume la condición, pero aparece una tentativa por negociar el tiempo, se intenta hacer un trato. Las personas en estas circunstancias se vuelven regresivos, pidiendo tiempo a cambio de buena conducta. La gran mayoría de estos pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen consciencia de ello. Cuando se toma conciencia de que lo anterior falla, aparece la depresión, ante el desarrollo de la enfermedad que provoca gran invalidez, dolores u hospitalizaciones continuas, y su arrastre de situaciones como problemas económicos, sensación de inutilidad. Y finalmente aparece la aceptación; a esta etapa se llega muy débil, cansado y en cierto sentido anestesiado afectivamente. En su lucha por desprenderse del mundo y de las personas se prefiere estar solo. en esta etapa el paciente ha comenzado a morir, a renunciar a su vida en paz y armonía, en esta etapa no hay ni felicidad ni dolor, solo paz, el dolor está en quienes rodean al enfermo, éste solo desea el silencio para terminar sus días con un sentimiento de paz con sigo mismo y con el mundo. Estas etapas no se dan necesariamente con todos, una persona puede morir enojado con medio mundo, o no aceptando jamás su condición.

La muerte es un hecho muy duro, tanto como para quién lo vive como para los que lo rodean. Entender la muerte como parte de la vida es vital. Pensar en nuestra muerte tal vez nos cause una angustia, miedo o terror. O más aún, no lo pensamos, evadimos el tema para no complicarnos aún. Pensar en la muerte o enfrentar la muerte (ajena o propia) es una gran oportunidad para valorar la vida, las cosas que nos gusta hacer, y disfrutarla en todo su esplendor.


7 comentarios:

  1. La verdad a la muerte en si misma le perdí hace mucho tiempo el miedo. Si me intranquiliza irme de este mundo con una sensación de "misión inconclusa", de no hacer todo lo que me hubiera gustado realizar.
    Saludos

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  2. Es verdad, cada paso que mencionas de alguna manera es verdad, al menos viví algo similar a ese ciclo hace años en una muerte semi-cercana, no quiero ni imaginarme como sería en una cercana.

    De vez en cuando como ejercicio masoquista, imagino la muerte de un ser cercano, no sé porque, pero siempre he sido asi.

    Saludos y bienvenido a tu propio blog.

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  3. UFFF Elias, que tema el que propones.

    La muerte me asusta, no la mia, sino la de quienes me rodean, no logro visulizar mi vida sin mis padres , hermanos o amigos... quiero morir antes que ellos....

    Me achacaste malo!!!!

    jajaja

    Un beso grande....

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  4. Era yo la de arribaaaaaaa, me equivoque de usuario jeje

    mas besos...

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  5. Le tengo respeto a la muerte, ahora susto o miedo no..es la única cosa cierta que sabemos al nacer..es lo único inminente.

    Cuídate.-

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  6. ufffffff, me ha dado pleno, me han hecho diana, estoy en periodo de aceptacion, me da panico dejar a mi familia, y estoy muy enfadada, tengo 56 años

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