A lo largo de la historia han prevalecido diversas perspectivas que intentan explicar el hilo negro del deseo sexual entre personas del mismo género. Sin embargo, la más actual de ellas dicta que el gusto de los hombres por personas de su mismo sexo es de procedencia genética. Se cree que este singular hecho biológico se debe principalmente a la influencia genética materna ya que, al parecer, involucra al cromosoma X. De todas maneras, a pesar de la evidencia, los científicos no ratifican que los genes pudieran ser factores determinantes de la preferencia sexual de un individuo, ya que esto explica sólo el 20% de los patrones de la homosexualidad, el 80% restante radica en la formación social y sexual que se la da a una persona durante la niñez.
Otra de las teorías establece que la homosexualidad es generada por un desequilibro; entre las hormonas masculinas y femeninas. No obstante, el Dr.Swyer en su trabajo Homosexualídad, los aspectos endocrinológicos asegura que la medición de niveles hormonales homosexuales y heterosexuales no presentan diferencia alguna. La comunidad científica descartó la teoría del desequilibrio hormonal al argumentar que, si dicha hipótesis fuera cierta, la homosexualidad podría erradicarse a través de inyecciones hormonales opuestas a aquellas que, supuestamente, prevalecían en el individuo. El investigador H. Barahal, en su texto de 1940 Testosterona en homosexuales masculinos psicóticos señaló que proporcionar hormonas masculinas a homosexuales sólo tiene como consecuencia el aumento de deseo por las personas de su mismo sexo (situación a la que están habituados). En contraste, dar hormonas femeninas a heterosexuales disminuye la libido, pero definitivamente no provoca impulsos homosexuales.
Otra conjetura muy famosa establece que los gays no pertenecen por completo a ninguno de los dos sexos (como los hermafroditas). El científico Lang en Estudios sobre la determinación genética de la homosexualidad (1960) defendió dicha hipótesis declarando que este individuo es en realidad una mujer que ha sufrido una inversión sexual corporal. Su teoría fue refutada por Money, quién expuso que aunque los hermafroditas posean características bisexuales, sus impulsos eróticos no están controlados por las glándulas internas sino que se mimetizan con los correspondientes al sexo en que fueron educados. Por lo mismo, los homosexuales no necesariamente mantenían características internas femeninas que explicaran su deseo por las personas de su mismo sexo.
Por su parte, los miembros de distintas sociedades también han tratado de fundir a la homosexualidad y sus causas en una sola definición que obviamente carece de sustento científico. Una de ellas concibe su deseo como una perversión; es decir, un vicio del individuo. A pesar que los grandes sectores conservadores y los dogmas católicos aseguran que tal concepción es la adecuada, se encuentran en un error psicológico fuindamental porque el vicioso hace una elección del motivo de su apego. Sin embargo, el homosexual no puede renunciar a sus deseos por más que se lo proponga. Otros grupos sociales establecen que se genera por la seducción que ejercen los gays en los hombres hetero.
Por su parte, Gibbons en su libro Comportamiento sexual de jóvenes criminales asegura que un hombre puede sentirse atraído por otro varón gracias a un juego seductor, pero no es posible que dejen de fluir sus impulsos heterosexuales (situación que se da mayoritariamente en la homosexualidad). También existe el mito de que los hombres que permanecen juntos por mucho tiempo sin la presencia de una mujer experimentan arranques homoeróticos. Al respecto, los especialistas afirman que dicha actitud no puede determinar la homosexualidad, ya que este tipo de contactos resultan de la necesidad de una descarga sexual más que de un deseo constante entre hombres. Afortunadamente, la proliferación de descubrimientos científicos sobre el origen de esta preferencia sexual está derribando cada uno de los argumentos viscerales del mundo homofóbico. En esta ocasión, la ciencia, es la verdadera promotora del respeto a la diversidad...